Cultivar confianza como capacidad estratégica

Arianna Martínez Fico - Cultivar confianza como capacidad estratégica
 

La desconfianza duele y mucho. La crisis de confianza y legitimidad aparece con fuerza como signo de estos tiempos que, lentamente, va minando nuestra fe en el futuro y en los otros. En el mundo organizacional, la desconfianza tiene costos ocultos como la burocracia, el desperdicio de recursos, la disminución del compromiso, el agotamiento, la renuncia silenciosa y la baja productividad.

Los humanos somos seres amorosos por naturaleza. Por ende, la confianza nos es inherente y está profundamente arraigada en el funcionamiento de nuestro cerebro. Se construye a través de la liberación de oxitocina, una hormona que juega un papel crucial en la formación de vínculos sociales y en la reducción del estrés. Cuando confiamos nos sentimos más conectados y seguros. Esto es fundamental en el mundo organizacional, donde la acción coordinada, la toma de decisiones y la colaboración marcan la diferencia.

Siendo tan importante en nuestras vidas, rara vez nos hacemos cargo de cultivarla. Solemos darla por sentada y operamos en ella de manera automática. El dolor aparece cuando la perdemos o cuando pierden confianza en nosotros. Fernando Flores Labra, padre del Coaching Ontológico, sostiene que la confianza es un estado de ánimo que involucra varios juicios. Esta interpretación me resulta muy poderosa por dos razones:

  1. Al ser un estado de ánimo, es una predisposición a la acción de confiar o no confiar. Por ende, puede cultivarse a través de acciones y decisiones deliberadas.

  2. Si involucra juicios, no sólo pueden modificarse, sino que es específica y contextual, es decir, aplica a situaciones y personas concretas.

La Real Academia Española define la palabra “confianza” como “la esperanza firme que se tiene de alguien o algo”. 

 
 

Podemos mirar entonces la confianza en dos sentidos: la confianza en nosotros mismos o autoconfianza, y la confianza que tenemos en otros o que esos otros tienen en nosotros.

 
 

Quiero referirme a esta segunda mirada. Cuando confiamos en alguien, el pensamiento que subyace es que a ese otro le importamos y cumplirá su promesa. Pero el fenómeno es un poco más complejo. 

Por ejemplo, mi mamá es la persona en quien yo más confío. Sé que me ama y quiere lo mejor para mí, siempre cumple lo que me promete, es una mujer de rectitud intachable y, aun así, nunca le pediría que me representara en una actividad profesional. ¿Por qué? Muy simple. Estoy segura de que no ha desarrollado los conocimientos y habilidades para hacer mi trabajo. 

Lejos de ser un cheque en blanco, la confianza es un proceso de construcción constante basado en criterios específicos y observables.

Arianna Martínez Fico - Cultivar confianza como capacidad estratégica

Sobre qué juicios se funda la confianza

¿Cuáles son los juicios en los que se funda la confianza? Podría mencionar, al menos, cuatro:

  • Juzgamos que alguien es sincero cuando hace promesas congruentes con su forma de pensar y que espera cumplir.

  • Lo consideramos consecuente cuando tenemos certeza de su capacidad para cumplir compromisos oportunamente, de manera recurrente y con los estándares de calidad acordados.

  • Decimos que es competente cuando evaluamos que tiene capacidad, dominio y experticia para cumplir en un determinado ámbito.

  • Y, finalmente, la confianza aparece cuando tenemos la seguridad que tiene buenas intenciones hacia nosotros, nos respeta y está comprometido con el futuro y bienestar nuestro y del equipo.

Al ser un juicio, está fuera de nuestro control que los otros confíen en nosotros. De lo que siempre podemos hacernos cargo es de ser cada día más confiables desde los actos que fundan estos cuatro juicios. 

La repetición y la consistencia son clave para fortalecer las conexiones neuronales asociadas con la confianza. Cada vez que cumplimos una promesa o actuamos de manera confiable, reforzamos estas conexiones, haciendo que la confianza sea más robusta y duradera. 

La confianza no se decreta, se construye en la relación. Tampoco es estática, sino un continuo de aprendizaje y crecimiento en el que cada interacción, decisión y acto de vulnerabilidad compartido importan. 

Construir confianza es una capacidad estratégica para el logro de resultados 

Más que un concepto abstracto, la confianza es el tejido invisible que conecta a las personas, el pegamento emocional de los equipos. Cuando en un equipo u organización hay confianza, se generan relaciones de calidad, aparecen la colaboración, la innovación y la agilidad, es posible poner temas ásperos en el centro de la conversación sin temor al conflicto, comprometernos, demandar cumplimiento y obtener resultados extraordinarios. 

Fortalecer la confianza pasa por fomentar comunicación abierta y transparente, crear espacios para interacciones informales, practicar el feedback constructivo, la escucha empática y el candor radical, reconocer el esfuerzo individual y colectivo, así como celebrar logros. 

Cultivar confianza toma tiempo. Tal como la filigrana, es un arte laborioso que entrelaza finísimos hilos en un entramado hermoso y delicado. Destruirla puede tomar segundos, repararla es posible aunque toma tiempo.

 
 

“Y cuando digo esto quiero decir contar (...) no ya para que acuda presurosa en mi auxilio, sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo”.

Mario Benedetti.

 
 

Arianna Martínez Fico

Conectar propósito, consciencia y acción en un movimienGestión del cambio y transformación cultural organizacional

 
Arianna Martínez Fico
Especialista en gestión del cambio y transformación cultural organizacional
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